Reflexiones senoixelfeR

El espejo que refleja nuestro interior

Y tú, ¿has pensado qué pedirías?

Cuando cronológicamente mi cuerpo era muy joven, veía en las comiquitas con cierta envidia, cómo a algún “afortunado” le ofrecían concederle uno, tres o hasta infinitos deseos. La manera como se hacían de tan preciado regalo eran diversas, por ejemplo, un jóven árabe se ganó el fabuloso premio tras frotar una lámpara tres veces; un par de jóvenes hermanos, luego encontrar un par de anillos, que al juntarlos y decir la palabra que formaban aparecía un gracioso genio; un hombre que parecía arrogante, se lo ganó por casarse con una bruja que movía la nariz; y un tonto astronauta, por liberar a una despampanante y hermosa mujer de una botella. Por cierto, nunca entendí por qué este señor no se casaba con ella, que además de ser muy bella, estaba dispuesta a complacer todos sus deseos, ¿Qué más podía pedir alguien?

No siempre eran genios y brujas quienes ofrecían satisfacer deseos, hubo otros casos como el del humilde pescador, que por salvar la vida de un pez, este lo recompensó haciéndole realidad unas tres o cuatro peticiones. Una de las historias más aleccionadoras para mí, fue la del rey Midas, a quien el dios Dionisio le concedió que todo lo que tocara se convirtiera en oro, regalo que obtuvo como muestra de agradecimiento por haber cuidado a un amigo del dios.

En mi mente de niño había genios, brujas y diversos personajes que podían hacer realidad mis sueños mágicamente, bastaba salvar al animal adecuado, conseguirse con una vieja lámpara que frotar o destapar una vieja y extraña botella; de verdad yo así lo creía. En secreto fantaseaba con la idea, y hacía ingeniosos planes para aprovechar mis deseos al máximo pues, había visto también, cómo estos afortunados pedían las cosas más absurdas y tontas, y por lo general, la complacencia de sus deseos se volvía contra ellos, y claro, yo no quería que esto me sucediera.

Fui creciendo, aunque no mucho, y me fui olvidando del tema. Hasta que a los quince años llegó a mis manos uno de los libros de metafísica de la maestra Conny Méndez “Te regalo lo que se te antoje”, el cual revivió, o mejor dicho, reavivó en mí la ilusión de hacer realidad mis deseos. Claro, desde una perspectiva distinta y con diferentes métodos, pero al final, el objetivo era hacer realidad mis sueños. Ahora tenía en mis manos un método que prometía lograrlo. La información que Conny divulgaba con sus “palabras de a centavo” me atraparon, y seguí bajo su tutela a través de sus libros por varios años. Recuerdo que era tan entusiasta con el tema, que regalé varios libros del “4 en 1” a quienes consideraba les sería de utilidad o a quienes se habían ganado mi simpatía, tenía un genuino y fervoroso deseo de que otros descubrieran y aprovecharan la lámpara que yo había descubierto y que comenzaba a aprender a frotar.

Recuerdo que cuando era niño, tal vez rondando los seis o siete años, mi mejor estrategia con respecto a la posibilidad de encontrarme con el genio, mago, pez o dios, era pedirle a este ser que me concediera todo lo que quisiera; es decir, mi deseo era que me concediera infinitos deseos. El plan lo había estudiado minuciosamente y según las reglas implícitas que había descubierto a través de las historias, no había manera de que el genio no satisficiera mi demanda. De verdad me sentía muy orgulloso de mi plan, y por si acaso, para prevenir que le sucediera a mi hermanita quien es año y medio menor que yo, se lo expliqué con detalles para que estuviera bien preparada.
“¿Qué harías si te concedieran un deseo?” le pregunté un día.
No recuerdo su respuesta, pero era una niñita de seis años. Me aseguré de que entendiera bien mi plan y luego nos reímos un buen rato dándole rienda suelta a la imaginación, pensando en todas las cosas que pediríamos una vez tuviéramos al genio en nuestras manos.

A los dieciocho ya había leído varios libros de Conny Méndez y asistía religiosamente los días lunes en la noche, a un lugar donde nos reuníamos un grupo llamado Metafísica Renovada Ray Sol. Con ellos estuve un par de años pero luego lo abandoné, esa fue una etapa de gran incertidumbre en mi vida, de la que hablaré en otra oportunidad, porque de cierta manera, marcaba el inicio de mi camino en solitario. Es curioso que en ese tiempo aun pensara en lo de los deseos, porque para ese entonces estaba estudiando ingeniería y por ende, estaba metido en los libros de ciencias, pero por alguna razón me seguía interesando en el tema.

Casi por casualidad, fui bendecido con experiencias de “despertar de conciencia”. En el momento de vivirlas, no comprendía lo afortunado que era, pero ahora, conectando los puntos hacia atrás como sugirió Steve Jobs en su famoso discurso en la Universidad de Standford, me doy cuenta que he estado siendo guiado, como si un genio invisible hubiera estado a mi lado ayudándome todo el tiempo, pero en lugar darme lo que pedía, me daba y ha estado proporcionando lo que realmente necesitaba.

Para el tiempo en que terminé la universidad, me creía bastante listo, y estaba convencido de que había hallado un plan aún mejor del que había tenido hasta entonces. Ya no necesitaría que me concedieran infinitos deseos, me bastaba uno. A través de la lógica, había descubierto que un solo deseo era suficiente, no sólo para mí, sino para todos los seres humanos. ¿Puede imaginar cuál era mi plan? ¿Adivinas cuál sería ese único deseo capaz de satisfacer a todos los seres humanos?

Si pensaste que era la paz mundial, al estilo de las reinas de belleza, te equivocaste, pero no importa, ya te lo digo. Mi plan era pedirle al genio que iluminara las conciencias de todos. Sólo Dios sabe cómo me regocijé el día que lo concebí. Me dije “claro, si todos alcanzamos la iluminación, por ende se acabarían los deseos, las guerras, sólo habría amor, compasión, alcanzaríamos un estado de budeidad que nos sacaría de la eterna rueda del samsara”. Disfruté mi descubrimiento y lo compartí con algunos pocos; los miraba y les hacía “la pregunta”, aquella que años antes le había hecho a mi hermanita. Supongo que inconscientemente, tal vez como una manifestación del niño soñador que hay en mí, quería preparar a algunos por si acaso, no fuera a ser que les tocara a ellos la fortuna de conseguirse con el genio y estropearan tan valiosa oportunidad.

Este plan magistral, del cual me sentía tan satisfecho, se fue haciendo obsoleto sin darme cuenta. Es como si alguna parte de mí, hubiera continuado trabajando para mejorarlo. No se qué va a pasar luego de unos años, pero el plan cambió otra vez. Creo que es una de las cosas que más me gustan de las preguntas, una vez que surgen en nosotros, son como zanahorias que nos hacen avanzar. Las respuestas cambian, evolucionan, se ajustan a los contextos, a nuestros propios cambios, pero las preguntas…Ellas en cambiopermanecen más tiempo, son como estrellas en el cielo que sirven para orientarnos en la obscuridad y resuenan en nuestro interior invitándonos a que renovemos las respuestas.

Hoy día, si me consiguiera con el fulano genio, no le pediría la iluminación de todos los seres humanos, ni siquiera la mía. Porque hacerlo, sería como copiarse en un examen, claro, de cierta manera esto es producto de la imaginación ¿o no lo es del todo?, pero si pudiera hacerse, siento que sería deshonesto.

Estoy convencido, por ahora, de que hay una razón por la cual “hacemos el camino”, este que nos lleva hacia nuestro interior. Apostaría a que incluso, estamos programados para emprender este recorrido, como salmones que instintivamente nadan a las cabeceras de los ríos donde nacieron. Sólo que algunas veces nos distraemos, nos confundimos y buscamos fuera, pero hasta eso es parte del proceso, del viaje, no significa necesariamente que no estemos avanzando. A mi me parece que se trata de un plan, un método que consiste en hacernos experimentar en este flujo al que llamamos vida, y así, entre frustraciones y cansancio, entre experiencia y sabiduría, vamos al encuentro con el Todo.

En este momento en el que escribo esta reflexión, sigo pensando que los genios existen, no como en la forma en que los imaginaba de niños, pero si como entidades que nos ayudan en este proceso evolutivo. En mi caso, creo que el “Genio” siempre estuvo y está conmigo sosteniéndome, conteniéndome, sólo que como jefe de todos los genios, es infinito y sutil, por eso no fui capaz de verlo antes y a simple vista como en los casos de los cuentos; más lo percibía, todos lo podemos sentir, si nos quedamos suficientemente quietos y en paz, y podemos ver su accionar en la belleza, en el milagro diario de la vida, en nuestra esencia. También creo que este “Genio” se vale de muchos otros y es infinitamente misericordioso y sabio, todo amor, y sabe que si nos concediera todo lo que se nos ocurriera, nos iría mucho peor de lo que le fue al rey Midas. El Genio, sin embargo nos da muchos regalos, uno de ellos, tal vez el más valioso, es el del poder elegir: el libre albedrío. Creo que todas las culturas en todos los tiempos lo han percibido y lo han llamado de numerosas maneras, y le han rendido culto con diversos nombres pero yo creo que realmente no le interesa que lo adoren. Este Genio no quiere darnos el pez, sino enseñarnos a pescar; es decir, en lugar de aparecerse como «El Genio» , nos da la alternativa de que aprendamos a ser genios también, a través de la evolución de nuestra conciencia.

¿Si se pregunta qué pienso entonces decirle al Genio si se me apareciera hoy? No le pediría nada, sino que le daría las gracias. Pero creo que esto el Genio ya lo sabe.

Lornis Hervilla © 2012

3 comentarios el “Y tú, ¿has pensado qué pedirías?

  1. CCHZ
    4 de agosto de 2012

    Hermano mío, es interesante el punto de vista, pero hay que tener algo claro, es uno entre… no se, digamos que muchos, por lo tanto tambien es válido! Pero es complicado pensar que la vida que tenemos fue diseñada para que aprendamos algo, si es cierto que siempre podemos aprender de las experiencias, o de casi todas ellas, pero también existen experiencias incomprensibles, hay cosas que simplemente no se pueden manejar, me considero afortunado por muchas cosas pero existen también los desafortunados, los que preferimos ignorar porque su realidad supera nuestro entendimiento (hablo por mi), habitantes de Somalia, Angola, Etiopia, Palestina, Afganistan, Vietnam… son personas que han pasado GRAN trauma fisico y mental… no se que pediría ciertamente.

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    • lhervi
      4 de agosto de 2012

      Hermano, imagina que vas caminando por una acera, y de pronto alguien te pide que mires la pared y le digas que ves. Entonces volteas, miras, y le respondes «veo un color amarillo». Luego, la persona te dice que te alejes de la pared, y a medida que lo haces, te das cuenta que esa pintura amarilla, en realidad, es parte de un sol, te sigues alejando, y ves que hay otros elementos y descubres que forma parte de un hermoso mural.

      Hay unas flores que son muy hermosas, pero que no solemos apreciar sino hasta que nos acercamos lo suficiente porque son muy pequeñas.

      Creo que aprender a «acercarnos» y «alejarnos» con el fin de poder apreciar, es parte de lo que corresponde aprender. El hecho de que en algún momento no comprendamos, no significa que no lo haremos, y tampoco significa, que quienes estemos cerca tampoco. Por ejemplo, no hace falta que me fracture un brazo, para saber que duele, o consumir drogas, para saber que sus efectos son muy destructivos.

      Cada uno de nosotros elige cómo aprender, algunos pasan por alto las oportunidades de aprender con determinadas experiencias, y van surgiendo otras situaciones en la falta de «consciencia» produce el terrible sufrimiento. Una de las cosas que me llama la atención, es que en esos países, con seguridad, hay personas que están bien, que no sufren, y al mismo tiempo, en otros países con mejores condiciones, hay personas que sufren.

      También recuerda que el Universo nos regresa incrementado lo que generamos, sin importar que sea. Y he constatado que no sólo lo regresa, sino que lo regresa incrementado. Algunas veces la «onda» que emitimos rebota rápido y la de reflejo o retorno regresa casi de inmediato, tan rápido que lo podemos ver. Otras veces, el proceso toma más tiempo y no lo notamos o no lo relacionamos con lo que emitimos. Eso sin contar, que algunas veces la «onda de retorno» toma más de una vida.

      Ahora bien, eso no significa que seamos indiferentes, todo lo contrario, creo que podemos hacer que ocurra que el aprendizaje se acelere. Una de las maneras es aprendiendo nosotros lo máximo, porque aprender implica cambiar; es decir, cambiando nosotros cambiamos al mundo. También influenciamos con nuestros pensamientos, emociones y acciones, aunque algunos lo duden, estamos más juntos los unos de los otros de lo que los sentidos nos permiten percibir. Entonces, si permanecemos en la paz, si evitamos juzgar, si somos respetuosos y considerados, si somos más conscientes, de esa manera también ayudamos. Otra manera de ayudar, es a través de la oración, pero otra vez, la misma debe hacerse desde la paz, jamás desde otro estado. Cuando oramos desde la paz, influimos de manera importante sobre situaciones y personas, a esto se le suele llamar popularmente: milagro.

      Por último te digo, que una vida terrestre, digamos una vida de 80 años, no es ni un segundo para la eternidad. Ese sufrimiento es pasajero, aunque para una vida humana en una encarnación, parezca eterno. Pero ese sufrimiento sirve entre otras cosas para que la persona conozca de primera mano, es decir viva la experiencia y sepa. Todos tenemos la oportunidad de aprender, algunos se distraen un poco y otros no tanto, pero todos vamos a aprender. Hasta en la vida cotidiana lo podemos ver, cada quien aprendiendo a su ritmo, diría incluso, al ritmo que escoge.

      Nuestra conciencia es limitada y nuestra vida corta, yo creo que dentro del caos aparente, hay un orden.

      Un abrazo y gracias por participar!

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  2. Nerio Rojas
    6 de agosto de 2012

    Más que pedir, doy gracias a mi GENIO por los padres que tuve, tres hombres a los que admiro y pido por su descanso eterno. El Biológico por darme el ser, el de crianza por su aceptación y desprendimiento y a aquel amigo que me enseñó la pasión por la lectura y solidaridad hacia los desvalidos y muy especialmente a mi madre por su valentía y don de superación.

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Esta entrada fue publicada en 3 de agosto de 2012 por en consciencia, discernimiento, sabiduría, Ser y etiquetada con , , , , , , .
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