Reflexiones senoixelfeR

El espejo que refleja nuestro interior

Lo que decimos y lo que queremos decir

Son aproximadamente las 6:30 AM de la mañana, estoy por salir a mi trabajo y mi esposa coloca el noticiero, no presto mucha atención a la entrevista, pero hay una frase que me arrastra desde la distracción hasta la atención plena, fue como si hubiera recibido una bofetada de asombro. El entrevistador del programa informativo, un señor con traje y corbata, con apariencia de saber de lo que habla por sus buenos gestos, excelente pronunciación y buen léxico, acaba de decir: “pero hay que reconocer que los norteamericanos saben vivir bien”.

La frase suena en mi cabeza como una campanada, y en cuestiones de segundos aparecen en mi mente contraejemplos y preguntas que hubiera deseado hacerle al entrevistador en ese momento. Tal vez preguntas que él jamás se ha planteado, porque de haberlo hecho, es bastante probable que no habría hecho una afirmación como la que hizo.

Ahora, tomando la afirmación con pinzas para revisar las ideas que encierra, lo primero que me pregunto es ¿Qué es vivir bien? De la mano, viene aferrada la próxima pregunta, ¿”Vivir bien” es un concepto estándar, establecido, manejado y aceptado por todos quienes habitamos este planeta? Luego, y con más timidez que las otras dos, aparece la próxima pregunta: ¿Todos los norteamericanos? y ya, cerrando la puerta al entrar en mi mente, las últimas preguntas terminan de surgir ¿Debemos reconocer? ¿Quiénes debemos reconocer? ¿Ante quienes?

Antes de responder a estas preguntas, quiero hablar un poco del meta-modelo del lenguaje propuesto por la Programación Neurolingüística, o PNL como también suele nombrarse. El mismo consiste, básicamente, en una serie de preguntas que nos ayudan a comprender o aclarar el significado de lo que se expresa a través de las palabras. Entre otras cosas, permite reconocer adjetivos y adverbios que encierran significados ambiguos, aun cuando considermos el contexto en el que se está hablando o, a contrastar afirmaciones que no necesariamente son ciertas, como equivalencias complejas donde un evento A es relacionado con uno C de manera forzada. Por ejemplo, podemos considerar como una equivalencia compleja la siguiente frase “dado que no viviste a mi fiesta, no me aprecias como amigo”, o tal vez “si me quieres, harías esto por mí” o una que suele causar muchos problemas «si no me cela, es porque no le intereso». Las preguntas que surgieron en mi mente cuando escuché la afirmación del presentador matutino, nacieron al aplicar de manera inconsciente el meta-modelo del lenguaje.

¿Qué es vivir bien? No me atrevo a decir que conozco la respuesta a esta pregunta, y no tengo idea si alguien la sabe, pero sin pretender ser dueño de la verdad, voy a decir lo que considero es “vivir bien”. Para mi, es : <<vivir en armonía con nosotros y con el medio ambiente, totalmente libres de hacer lo que deseemos, siempre y cuando nuestra libertad de pensamiento, sentimiento y acción no perjudique a nadie en ningún lugar ni tiempo, y que cualquiera cosa que hagamos nos conduzca a estadios superiores de conciencia>>. Como dije antes, es mi opinión, no estoy pretendiendo decir una verdad. El asunto es que si alguien en este país difiere de esa opinión que cabo de expresar, quedaría demostrado que no es un concepto estándar, establecido, manejado y aceptado por todos. Por otro lado, suponiendo que de una manera sorprendente, resultara que lo fuera, entonces la siguiente pregunta “¿Todos los norteamericanos?”  recibiría inmediatamente una respuesta negativa, dado que no todos los norteamericanos se ajustan a lo que definí como “vivir bien”. Es decir, algunos se comportarán en cierta medida como dije, y otros no. Tal vez se preguntará cómo puedo afirmar algo así, pues sencillamente aplicando mi definición de «vivir bien». Y si aplicara otra, igual quedaría demostrado que no todos los norteamericanos saben vivir bien porque sería muy poco probable que se pudieran meter a todos en ese saco. Por otro lado, y siguiendo con mi propia definición, la respuesta sigue siendo un «no, no todos los nortemaericanos saben vivir bien», dado que uno de los gobiernos del norte, tal vez el más poderoso y emblemático, se negó a firmar el protocolo de Kioto, que fija regulaciones para hacer del planeta un lugar más habitable y sobre todo, para que los niños del mundo puedan heredar un planeta sano. Entonces, con ese sólo hecho queda demostrado que no todos los norteamericanos (al menos los que decidieron no firmar el tratado) saben «vivir bien». Pero también habría que considerar que hay capitales provenientes de los países del norte, principalmente de Estados Unidos y Canadá, invertidos en países que no respetan los derechos humanos, que contratan niños para realizar trabajos en condiciones inaceptables, con salarios ínfimos y sin sindicatos. Es decir, un grupo de norteamericanos, no todos obviamente (quiero pensar que una minoría), promueve que ocurran estos hechos deleznables.

Siguiendo con las preguntas,  “¿Todos los norteamericanos?”.  Asumamos como norteamericanos, a los hermanos de México, Estados Unidos y Canadá, estamos hablando de una población de más de 450 MM de habitantes entre los tres países. Es poco probable, por no decir imposible, que todos vivan de la misma manera, que apoyen las mismas políticas, etc. Decir “los norteamericanos” es hablar en nombre de mucha gente, hablar de esto o aquello en nombre de otras personas, es caer en una generalización que suele estar equivocada. En conclusión, el entrevistador miente al hacer la afirmación “los norteamericanos saben vivir bien”, pues habrán unos que si y otros que no, sin importar el concepto que se adopte de “vivir bien”.

Luego vienen las otras tres preguntas: “¿Debemos reconocer?” ¿Quién dice que debemos reconocer la afirmación de que “los norteamericanos saben vivir bien”? La respuesta es: nadie. No hay un alma que me obligue a reconocerlo. Ni por petición ni por coacción. Las otras dos preguntas, “¿Quiénes debemos reconocer? ¿Ante quienes?” quedan invalidadas automáticamente con la negativa anterior. Ni siquiera quienes estaban en la entrevista, estaban obligados a reconocerlo.

Considero que este tipo de distorsiones ocurren con frecuencia, y quienes estamos habituados a aplicar el meta-modelo del lenguaje percibimos las incongruencias o ambigüedades en las expresiones de manera automática gracias al poder del inconsciente. La cuestión es que no todos lo aplicamos, y por la amplia difusión que tienen los medios como la televisión y la radio,  considero delicado que ocurra que personas en esos espacios, preparados para comunicarse, hagan afirmaciones como esas constantemente. Se agrava aun más si agregamos que algunos comunicadores gozan de cierto prestigio y credibilidad, que suelen aparecer en televisión vestidos de cierta manera, hablando con ciertas técnicas y en escenarios diseñados para crear una atmósfera particular que les permite influir intensamente en la gente, con afirmaciones que no son ciertas y que lejos de iluminar conciencias, crean confusión.
En otra oportunidad escuché a otra persona que dijo: “gracias a Dios que vinieron a descubrirnos, porque sino estaríamos aun en la selva” Esto lo afirmaba en medio de un debate de si debíamos o no celebrar el llamado «día de la raza», «descubrimiento de amércia» o «encuentro» etc. Otra oleada de contraejemplos y preguntas surgieron en mi mente al escucharla, pero el momento no me permite plantearlas, sin embargo las conservo y reflexiono.

La pregunta fundamental que me ocupa, y que creo que une a ambas situaciones es ¿Se puede considerar el desarrollo tecnológico, como medida para estimar el nivel de evolución? ¿Necesariamente los pueblos originarios eran menos evolucionados por no poseer la tecnología con la que contaban los europeos?

La respuesta a esas dos preguntas es un rotundo no, un no que resuena fuerte y retumba hasta los confines más oscuros de la ignorancia. No puede considerarse el desarrollo tecnológico como referencia al nivel de evolución de un pueblo. De hecho, hubo y siguen habiendo pueblos con tecnologías muy rudimentarias, que aprendieron a vivir en armonía entre sí, con las comunidades vecinas y con el medio ambiente, con prácticas de vida que garantizaban y garantizan un mundo sano a sus descendientes. En cambio, hay sociedades, muy avanzadas tecnológicamente, que mantienen  un estilo de vida destructivo, haciéndose daño así mismas hasta con los alimentos que producen e ingieren, que agreden a sus semejantes si no piensan como ellos y también al planeta entero con las secuelas de su estilo de vida, empeñando injustamente el futuro de todos, incluso de los que aún no han nacido y de, quienes a diferencia de ellos, si consideran al planeta como un hogar y respetan el frágil equilibrio que sostiene la vida.

No significa con lo que digo que esté en contra de la tecnología, me parece importante el desarrollo de esta, siempre y cuando se ponga al servicio de la evolución y no por acumular «riquezas» que más bien nos sumen en la pobreza.

Una de las cosas que me llama la atención, es que es innegable el nivel de bienestar en que viven en algunos países, pero detrás de ese comportamiento social, hay leyes, sistemas judiciales fuertes y eficaces, sistemas represivos y otras coerciones que presionan a la población a vivir de esa manera. No soy quien para juzgar el método, pero considero que esto no significa evolución. Interpretaría como avanzada a una sociedad, que sin necesidad de esas presiones, actúe de igual manera, es decir, que lo que hagan no sea por coacción sino por convicción, una sociedad que realmente haya asimilado ese  comportamiento como principio de vida.

Tal vez la evolución de la conciencia pase por aprender a comunicarnos de mejor manera, cuestionándonos a nosotros mismos desde el momento en que elaboramos nuestros pensamientos, para ser cada vez más eficaces y eficientes y sobre todo constructivos al hablar.

Lornis Hervilla © 2012

5 comentarios el “Lo que decimos y lo que queremos decir

  1. Nerio Rojas
    21 de julio de 2012

    Ajaa, para reflexionar y corregir lo que pronunciamos.

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    • lhervi
      23 de julio de 2012

      Hola Nerio! Si amigo, cuidar lo que decimos y en especial, lo que nos decimos a nosotros mismos! Saludos

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  2. Isabel Martinez
    24 de julio de 2012

    El valor de la palabra, algo muy importante,relevante en nuestro dia,dia que si le dieramos el valor conciente que merece,que diferente seria nuestra cotidianidad.

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  3. Juan Cisneros
    24 de julio de 2012

    Saludos Lornis, lamentablemente muchos de nuestros medios de difusión (no de comunicación), se han dedicado a difundir la ideología capitalista y sus valores, y nos quieren hacer ver como algo tácito que eso es lo «ideal» lo que «debemos» aspirar a ser, el deber-ser y en consecuencia nuestro deber-hacer, ratificando el pensamiento eurocentrista y el sueño «americano», triste pensamiento este, porque como decia Galeano «Ellos nos quitaron hasta el derecho a nosotros de llamarnos americanos». Este espacio que tienes es muy valioso y poderoso, es tu trinchera de lucha, tu trinchera intelectual venezolana y por la cual puedes incidir mucho en las personas de forma positiva.

    Nota: Quizas no lo has hecho conciente, pero la imagen principal de tu blog son las montañas rocallosas o los alpes suizos. Venezuela tiene paisajes naturales exuberantes y personas vibrantes en toda el país, Puerto Piritu tienes unos paisajes expectaculares, o nuestro pico Bolívar, ¿Porqué no reflejar eso en tu blog?. La lucha contra los códigos de la valoración del eurocentrismo están en todos lados, hay que hacerlos visibles .Un abrazo.

    Nota 2: Visita mi página web tambien ; )

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    • lhervi
      24 de julio de 2012

      Juan gracias nuevamente por participar, tu y tu hermano son personas reflexivas y sería genial contar con sus aportes. En mi página de OTACE http://otace.wordpress.com/ todas las imágenes son de Puerto Píritu, un pueblo del que me siento parte y que defiendo a capa y espada, jajaja. La verdad es que cuando elijo las imágenes para el blog, no hago distingo más que en la belleza del lugar. El requisito es que el paisaje esté reflejado, porque el blog trata justo de eso, de vernos reflejados en lo que llamamos externo, en asumir al mundo como un reflejo de nosotros mismos. Incluso, en ver a las ideologías que tratan de llevarnos a los extremos, como en una parte de nosotros, tuya y mía. Nosotros llevamos el cielo y el infierno dentro como potencial y allí es donde reside la belleza del ser humano y donde coincide el regalo más hermoso que nos dió nuestro Padre Celestial: el libre albedrío. Es que siendo nosotros libre de elegir, teniendo el potencial para ser lo que elijamos ser, podemos elegir entre el miedo o el amor. El miedo nos colapsa, nos hace sufrir y hace sufrir a otros. El amor no expande, nos hace plenos y felices, y llena de gozo a otros. Nosotros, elegimos, y es ese ejercicio, el de aprender a elegir el amor, el que nos hace dioses. Elijo las imágenes que transmitan belleza, sin importar su origen, porque la belleza es universal. Te prometo que incluiré las hermosas imágenes de Puerto Píritu que están en mi otro blog, y las imágenes del resto de Venezuela que apliquen al concepto que mencioné antes. Las imágenes son aleatorias, así que es posible que debas refrescar la página para verlas. Colocaré el enlace a tu página en los enlaces de interés.

      Un abrazo y sigue participando Juan, muchas gracias por tus valiosos comentarios y sugerencias.

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Esta entrada fue publicada en 19 de julio de 2012 por en palabras, PNL, Relaciones, significado y etiquetada con , , , , , .
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